miércoles, 27 de julio de 2011

Inacabado...












"¿Qué puedes hacer si la persona que te hace llorar es la única que puede consolarte?"




Esta es la historia de Laura, que un día, de repente, sintió que quería más a su novio que nunca. Por fin dejó de estar rara con él, y volvió incluso más cariñosa que antes.

En un momento de gran emoción y sentimientos, escribió:



Me enamoré de ti, entre silencios y sonrisas, entre miradas y momentos.
Para mi aquello era algo imposible, impensable, algo que difícilmente sucedería.
Pero.. sucedió. Y me enamoré de ti. Y al parecer, tu de mi.
A partir de ahí, vinieron incomodidades y miedos, peleas y lágrimas, desconfianzas y celos.
Momento tras momento era un infierno, entre besos y caricias, miradas que lo decían todo, tras palabras que no significaban nada, y tras un momento único tras otro, marcando una historia, y dos vidas.
Porque me gustó ser para ti, quien te enseñase el mundo, con sus placeres y sus estrellas, sus helados y sus prohibiciones, sus distintos sabores y sus secretos recovecos.
Porque me sentía como si te estuviese enseñado cómo andar, empezando desde gatear, para que al final, fueras tú quién tuvo que enseñarme a correr.
Contigo... contigo viví momentos especiales, me cambiaste, conseguiste que hiciera lo que ningún otro había conseguido antes sin malas artes de por medio.


Pero ese texto, quedó inacabado como se puede ver, puesto que en esa tarde la vida de Laura dio un pequeño giro debido a uno de los numerosos enfados que tuvo con su novio esa misma noche.

-¿Qué diablos? - pensó ella. - Al fin estoy bien con él, después de bastantes días... ¿y nos enfadamos?
Pero si no nos enfadábamos desde hacía un tiempo... ¿por qué justo hoy?

Ahora están enfadados. Él ha pedido perdón, pero ella no quiero perdonarlo. No quiere que sea como siempre, está harta. Harta de las peleas continuas, y de perdonarlo al día siguiente como si nada. Harta de que él actuase sin pensar, sin pensar en las consecuencias. Y que luego ella... tenga que dejarlo correr como si nada.

¡Oh! Un mensaje nuevo... y es de él.
"Tengo más vida aparte de ti, y paso de joderme el puto verano delante de una puta pantallita viendo como... como tu pasas de mi. Así que haz lo que te de la gana niña."

¿Niña? ¿Pero por qué me habla así?

¿Este es el chico del que me enamoré? No entiendo que ocurre...
Por fin comprendo lo vacíos que estaban esos “Te amo”. Porque yo le he pasado muchos enfados como si nada, le he pasado un montón de cosas que me han dolido. Y he soltado más lágrimas de las que él sabe, sobre todo ese día, cuando creo que lloré con más dolor que en toda mi vida, el lunes por la noche, de los últimos días de instituto. Llore tanto y con tanta angustia, que tuve que morderme la mano, llegando a provocarme una herida. Y ese fue el motivo de por qué al día siguiente casi no hable con él, porque estaba destrozada. Pero eso no importa si quiera... Porque tras todo esto, al primer enfado serio que tengo yo, me abandona. No lucha por mí, no me deja tiempo, no intenta convencerme de que mi camino está equivocado si no es junto con él.
Así que... es cierto que no soy la única en su vida, ni que me ama con locura y no sabría que hacer sin mi...

Estoy triste, pero ya no quiero llorar más por él.


lunes, 11 de julio de 2011

Αντίο.






The world is yours mine.


Porque ya no pueden hablarme de ti sin que me entren ganas de echarme a llorar..
¿Qué ha pasado? ¿Cuándo cambio todo tan drásticamente?
Me decepcionas, me hieres, me amenazas, me entristeces...
Porque todo ha cambiado. Y yo le echaba la culpa a Ellos, pero creo que me estoy dando cuenta, de que la culpa no es solo suya, sino también tu formas parte de todo lo que he vivido mientras crecía.
Porque en mi más tierna infancia (y no tan joven) te tenía en un pedestal, eras adorado por mi.
Te representaba y narraba tus hechos ante mis amigos con los ojos brillantes y con voz orgullosa, pues eso sentía, orgullo por ti, por ser quien eras.
Pero todo cambió, ahora te has convertido en una de las personas más despreciables que conozco, aquella que nunca estuvo cuando lo necesite, aquella que desde hace un año ha dejado de existir para mi.
Recuerdo una vez en la que te necesité, e hiciste justo lo contrario... ¿Donde están todas aquellas promesas, de que pasase lo que pasase, siempre me protegerías?
Ah, cierto, que eso solo ocurre en las típicas películas felices, en las que todo es como la situación soñada perfecta.
¿Qué pasó?
¿Cómo cambió todo?
No lo sé, ni quiero pensar en ello.. ¿Para qué? Prefiero... vivir el presente.
He soportado muchas cosas, pero... cuando tu habitual rostro cambia y se convierte en la del demonio, creo que es momento de decir; basta, para, reflexiona, y olvidate de él.
Ojalá queden marcas en mi cuello que demuestren cómo eres.
Porque estas enfermo, si, eso con lo que Ellos me despertaron un día diciéndome. Aquello que al principio decía; no, no lo está, es una etapa, es que no sabéis utilizar la manera correcta. Pero ya... ya, mis palabras preferidas son; déjame, ¿porqué tienes que hablarme a mi de esto? No, déjame, ya lo sé, no hace falta que hablemos de esto.
Porque no, no quiero que me digan algo que ya sé y desprecio.
Porque te quería, te adoraba, eras mi ejemplo a seguir. Ahora, prefiero ser lo contrario a ti, es decir, hacer algo con mi vida, moverme, o, simplemente viviendo, ya sería justo tu antónimo.
Puesto que lo que tu tienes no se llama vida, imposible.
Pero allá tu, muchos te lo han dicho, y otros muchos te lo han permitido. Estás enfermo, tienes un problema, y ante la amable ayuda reaccionas cómo ante la peor ofensa, por lo que: Adiós.
No quiero volver a saber de ti, al menos por ahora, no se que diré más adelante.
Prefiero guardar las distancia, dejar de mezclarme contigo, para que no me afectes, para volverme completamente independiente a ti, puesto que es a lo que nos has obligado a todos.
Si, si no estuvieras, si estuvieras en otro mundo, te echaría de menos. Pero por ahora, no quiero saber nada de ti, excepto si eso tiene que ver con tu recuperación y rehabilitación.
Se que has sufrido, yo también, pero eso solo me impulsa a tener más fuerza, a intentar cumplir mis sueños. Y viéndote a ti, esa fuerza se acrecienta, puesto que si llegase a ser como tú, habría roto todas y cada una de las cosas que quiero para mi misma.


Porque.. ¿donde quedaron los buenos momentos?
¿Cómo puede ser que en este mismo momento, haya mirado unas fotos tuyas de pequeño, en las que estábamos juntos y el mundo era solo un lugar donde jugar, y que las lágrimas hayan empañado mis ojos?
Solo decirte, y acabar, con esto: Adiós, nuestros caminos se van a separar (o al menos espero tener la suficiente fuerza de voluntad para que así sea). Ya nos volveremos a ver... cuando todo sea distinto.




~~ Adiós. ~~