Que abandonen los débiles, que caigan los caídos, que mueran los vencidos. Pero que ganen los fuertes, que venzan los embaucadores, y que gobiernen los miserables.
Esta es la ciudad de la Rabia Contenida, donde por cada golpe, no esperes uno más flojo que el entregado.
Donde hasta el más cobarde es admitido, si es una sucia rata embustera de cloaca, capaz de apostarse a su bebé a cambio de una zapatilla sucia contrachapada.
No se admiten sinceros, vulnerables, tímidos, simpáticos o tiernos. Estos son echados a la calle, usados de carne de carroña, para alimentar a los más ogros en el mal hablar y el espionaje.
Aquí las mujeres son tratadas como princesas, con un sueldo estable y fijo, y un número de clientes igual de fijo cada noche. Aquí se les permite gemir y maullar a su libre albedrío, disfrutando de las caricias dadas por parte del borracho y viejo caballero de turno, el cual con gran parsimonia y lisonjería, disfruta de sus cuerpos expectante de placer.
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