domingo, 29 de enero de 2012


Nos encontramos. Hablamos, como si nunca hubiera pasado nada. Nos besamos, nos reímos... Acaba el día, adiós. Será cómo si no hubiera pasado nada. Como si nunca hubiese visto ese brillo en tus ojos, como si tú nunca hubieras visto el “te quiero” en los míos. Haré que nunca escuché esas palabras, si tú a cambio me prometes lo mismo.
Olvidaré la textura de tus labios, los suaves que los sentía sobre los míos. Tú deberás olvidar cómo mí cuerpo demandaba el contacto con el tuyo, apremiante. Haré como si nunca hubiese improvisado una melodía al son de los latidos de tu corazón, aquellos que iban tan rápidos y veloces, cómo si apenas fuesen dados.
Por favor, tú olvida esa risita entre beso y beso, esas bromas producto de nuestra confianza y desinhibición. No recuerdes lo que te trae a la mente esa canción, esa película, ese lugar... debe ser olvidado.
Yo borraré de mi mente la suavidad de satén de tu espalda y las mariposas que me provocaste en el estómago. Por ello tu eliminarás el momento en el que me tenías acorralada en el suelo, nuestros cuerpos unidos centímetro a centímetro, mientras esperabas que sucediese algo especial. Y sucedió. Eso también deberá ser borrado.
También te pediría que olvidases cómo es la piel de mi cuello, y cual es su sabor. Yo mientras intentaré olvidar tus colmillos en mi piel, y tus labios en mi frente. Omite por lo tanto aquel beso a lo Spiderman, o nuestras charlas transcendentales sin punto inicial o final definido, sin objetivo en especial, ninguno más que el de entretenernos un rato. Ignora todo aquello que te conté, puesto que no es bueno conocerme tanto, ni bueno para ti ni para mi. Además, no tiene ningún uso posible esa información, no hay por qué mantenerla vigente, o viva.
Mejor deja que me consuma como aquel cigarillo entre nuestros labios. Que me desmonte para más tarde recomponerme formando una imagen distinta.
No me parece tan complicado, solo seremos dos personas intentando vivir sin su corazón.







lunes, 2 de enero de 2012

Mort


Y pasan estas cosas, y lo peor de todo es que no aprendemos. Decidimos seguir perdiendo nuestra vida con los enfados, criticando, maldiciendo al aire que respiramos... y no somos conscientes de lo que nos estamos perdiendo.
En un segundo, con un solo soplo, puede sernos arrebatado aquello que más queríamos, y sin poder hacer algo para remediarlo ni con un botón para repetir escena e intentar cambiarla.
Nuestra vida no es como una película que si nos aburre solo tenemos que pasar de canal y descubrir una trama diferente con la que entretenerte. Que si no te enteras de algo puedes volver a verlo, con pausas para hacer pequeñas cosas, o en la que puedes grabar aquello que te haya entusiasmado y volver a vivirlo una y otra vez.

No, la vida se asemeja más bien a limpiar el suelo, a hacer un camino, a inventar un artilugio...
Desperdiciamos y perdemos la vida con tonterías, nos agarramos a unos valores que creemos moralmente correctos y a partir de ahí nos creemos completamente capaz de tomar nuestras decisiones, y de que ante todo, estarán bien.
Pero vivir así es como vivir bajo tierra, como un topo, ansiando ver el sol aún a sabiendas de que no es posible.
Puesto que sí, solo nos dedicamos a ponernos metas imposibles y complicamos las cosas más sencillas.
Y todo eso es capaz de borrarse de un plumazo, ante el menor descuido.
¿No sois conscientes acaso, del daño que os estáis haciendo por vivir así?
Al fin y al cabo.. la muerte se lo lleva todo. Incluyendo los recuerdos.

"Polvo somos, y en cenizas nos convertiremos"
...Pero al llegar el día, se verá la luz...


"Al final y al cabo, todos iremos al "cielo", al paraíso,
 puesto que somos hijos de nuestros hijos, uno con el mundo."


Carta de (des)amor




"Amor"




Querido, o más bien no muy apreciado, compañero:



Te escribo esta carta para desahogarme, puesto que sé que no hay manera posible de que llegue a tu conocimiento.
Pero necesitaba desprenderme todo esto de encima, liberarme del peso que recae sobre mis hombros, en definitiva, aminorar mis penas.

Quería que te dieras por enterado de que te odio, y que no soporto estar relacionada contigo.
Que cada segundo que eres recordado en mi mente, es un segundo de sufrimiento y angustia.
Me atas, me cortas las alas, me impides vivir feliz, libre, ¿por qué has tenido que enjaularme de esta manera?
Porque no soy la misma desde que estoy contigo...
Y eso me oprime, y mortifica.

¿Que en qué he cambiado? ¿Por qué ya no soy la misma?
Puedo empezar a relatarte que mi corte de pelo ya no es el mismo, esta más corto, tuve que hacerlo por ti, no lo hice por ningún otro motivo. También ha variado mi peso, el cual ahora es mucho menor, más ligero, y en el que apenas se aprecian curvas o formas.

Desde que sé de tu existencia, mi humor es innegablemente más agrio y variable.
Las sonrisas son difícilmente perceptibles en mi rostro, puesto que mi alma no tiene ninguna alegría que reflejar.


Por favor, me doy el lujo de pedirte, que salgas de mi vida para siempre, puesto que no eres bienvenido por nadie.
Ni mi familia o amigos te aprecian.
Incluso a mi madre, las más comprensiva y moldeada por las curvas de la vida, se le anegaron de lágrimas los ojos al saber de ti. ¡No nos haces ningún bien!


Consigues que sea débil... y te aprovechas de ello. ¿Recuerdas la noche pasada? Sí, aquella en la que tuvo que acudir la ambulancia en mi auxilio, debido a todo el mal que me ocasionaste a lo largo de las horas de la tarde.


No puedo más, se me acaban las fuerzas... 
Mi vida e ilusiones agonizan entre médicos al igual que un temeroso perro atropellado en el andén de una carretera, exhalando su último hálito. 


A pesar de todo, intento ser fuerte.


Estoy yendo a terapia, ¿sabes?, allí intento luchar contra ti, de sobreponerme a tu poder, pero ante todo, el objetivo es vencerte y acabar contigo.


Así que, tus días están contados, vete despidiendo de mi cuerpo, de mis venas, arterias y órganos, de cada célula y tejido, ya que por muy grave y agresivo que seas, por muchos tumores que me hayas ocasionado, que sepas repulsivo y doliente cáncer, que contra mí, no podrás ganar.


Con odio latiente y palpitante, deseando desprenderme de ti,
Pícara C. Wind





"Mortem"