¿Sabes lo que es estar mirando las fotos de una tarjeta, para renovar las fotos del marco electrónico, y quedarte en shock al ver una foto? Sentir como si te hubiese dado una patada en el estómago al ver las fotos nunca subidas a tuenti de mi cumpleaños, ¿sabes lo que es?
Claro que no, no lo comprenderás a menos que te explique que en esa foto sale alguien que en ese momento me gustaba, que una semana después me apuñalaría por la espalda y a partir de ahí me jodería la vida todo lo que pudiese. También que sale otro chico, que está al lado mía, la persona que me ha importado más en toda mi vida, que ahora lo único que quiere es poner la mayor distancia posible entre nosotros, y que si me cambiase de país, me muriese o algo, sería lo mejor que podría ocurrirle a él.
Y sale una chica, a la que le tengo muchísimo cariño y a la que le contaba todo, que ahora está en unas islas por ahí perdidas y apenas nos hablamos...
Era todo tan diferente, había tanta felicidad, tanta despreocupación, o al menos eso parecía.
Luego, una foto de un perro, en mi jardín. Pero en mi jardín de otra ciudad, y ahí me pregunto ¿es Bambú o Brezo? Pienso, y calculo las fechas: es Bambú claro, cuando el era el único en la casa, sin Tony ni Missi pululando aún en nuestras vidas.
Ver a tu abuelo cuando aun no tenía cáncer, mucho más sano, con más cuerpo, más vitalidad. Y a tu tío cuando aun parecía feliz, sin querer suicidarse.
Ver más de tres casas diferentes, y haber vivido en todas ellas. Nadie sabe lo que es eso, e incluso hay personas que me acusan de excusarme en mi pasado... ¿Por qué no primero me pides que te detalle cómo es para que así puedas juzgar?
Fotos de un Halloween con personas que después te demostraron que no valían la pena y que no te hicieron pasar unos tres años exactamente gratos.
Cuando ves un ahora desconocido en las fotos, que parece feliz y sonriente, sin preocupaciones, y lo comparas con la persona que está ahora en el cuarto contiguo, sin un mínimo de vitalidad, de buen humor o de amor. Adicto a las vidas cibernéticas, y a los amigos que no son de carne y hueso.
Y piensas, ¡a la mierda! ¿De que sirve levantarme si a la semana acabo cayendo? Si te aburres de todo lo que tienes y encuentras. Y lo único que deseas ahora, es un abrazo. Ni palabras, ni perdones, ni más lágrimas ni besos, sino simplemente, un abrazo.

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